Theodor W. Adorno |
Compositores

Theodor W. Adorno |

Theodor W. Adorno

Fecha de nacimiento
11.09.1903
Fecha de muerte
06.08.1969
Profesión
compositor, escritor
País
Alemania

Filósofo, sociólogo, musicólogo y compositor alemán. Estudió composición con B. Sekles y A. Berg, piano con E. Jung y E. Steuermann, así como historia y teoría de la música en la Universidad de Viena. En 1928-31 fue editor de la revista de música vienesa "Anbruch", en 1931-33 fue profesor asistente en la Universidad de Frankfurt. Expulsado de la universidad por los nazis, emigró a Inglaterra (después de 1933), desde 1938 vivió en Estados Unidos, en 1941-49 – en Los Ángeles (empleado del Instituto de Ciencias Sociales). Luego regresó a Frankfurt, donde fue profesor universitario, uno de los líderes del Instituto de Investigaciones Sociológicas.

Adorno es un erudito y publicista polifacético. Sus obras filosóficas y sociológicas son en algunos casos también estudios musicológicos. Ya en los primeros artículos de Adorno (finales de los años 20) se expresaba claramente una tendencia sociocrítica, que se complicaba, sin embargo, con manifestaciones de sociologismo vulgar. Durante los años de la emigración americana llegó la maduración espiritual definitiva de Adorno, se formaron sus principios estéticos.

Durante el trabajo del escritor T. Mann en la novela Doctor Faustus, Adorno fue su asistente y consultor. La descripción del sistema de música serial y su crítica en el capítulo 22 de la novela, así como las observaciones sobre el lenguaje musical de L. Beethoven, se basan íntegramente en los análisis de Adorno.

El concepto del desarrollo del arte musical presentado por Adorno, el análisis de la cultura de Europa occidental está dedicado a una serie de libros y colecciones de artículos: "Ensayo sobre Wagner" (1952), "Prismas" (1955), "Disonancias" (1956), “Introducción a la sociología musical” (1962), etc. En ellos, Adorno aparece como un agudo científico en sus valoraciones, que, sin embargo, llega a conclusiones pesimistas sobre el destino de la cultura musical europea occidental.

El círculo de nombres creativos en las obras de Adorno es limitado. Se centra principalmente en la obra de A. Schoenberg, A. Berg, A. Webern, y rara vez menciona a compositores igualmente importantes. Su rechazo se extiende a todos los compositores relacionados de alguna manera con el pensamiento tradicional. Se niega a dar una evaluación positiva de la creatividad incluso a compositores tan importantes como SS Prokofiev, DD Shostakovich, P. Hindemith, A. Honegger. Su crítica también se dirige a las vanguardias de la posguerra, a las que Adorno culpa de la pérdida de la naturalidad del lenguaje musical y la naturaleza orgánica de la forma artística, la cohesión del cálculo matemático, que en la práctica conduce al caos sonoro.

Con mayor implacabilidad aún, Adorno ataca el llamado arte “de masas”, que, en su opinión, sirve a la esclavización espiritual del hombre. Adorno cree que el verdadero arte debe estar en constante conflicto tanto con la masa de consumidores como con el aparato de poder estatal que regula y dirige la cultura oficial. Sin embargo, el arte, que se opone a la corriente reguladora, resulta, a juicio de Adorno, estrechamente elitista, trágicamente aislado, matando en sí mismo las fuentes vitales de la creatividad.

Esta antítesis revela la clausura y la desesperanza del concepto estético y sociológico de Adorno. Su filosofía de la cultura tiene vínculos sucesivos con la filosofía de F. Nietzsche, O. Spengler, X. Ortega y Gasset. Algunas de sus disposiciones se formaron como reacción a la demagógica “política cultural” de los nacionalsocialistas. El esquematismo y la naturaleza paradójica del concepto de Adorno quedaron claramente reflejados en su libro The Philosophy of New Music (1949), construido sobre una comparación del trabajo de A. Schoenberg e I. Stravinsky.

El expresionismo de Schoenberg, según Adorno, conduce a la desintegración de la forma musical, a la negativa del compositor a crear una “obra acabada”. Una obra de arte holística cerrada, según Adorno, ya distorsiona la realidad por su orden. Desde este punto de vista, Adorno critica el neoclasicismo de Stravinsky, que supuestamente refleja la ilusión de reconciliación de la individualidad y la sociedad, convirtiendo el arte en una falsa ideología.

Adorno consideraba natural el arte absurdo, justificando su existencia por la inhumanidad de la sociedad en la que surgía. Una verdadera obra de arte en la realidad moderna, según Adorno, sólo puede quedar como un “sismograma” abierto de choques nerviosos, impulsos inconscientes y vagos movimientos del alma.

Adorno es una autoridad importante en la sociología y la estética musical occidental moderna, un acérrimo antifascista y crítico de la cultura burguesa. Pero, criticando la realidad burguesa, Adorno no aceptaba las ideas del socialismo, le seguían siendo ajenas. Una actitud hostil hacia la cultura musical de la URSS y otros países socialistas se manifestó en una serie de actuaciones de Adorno.

Su protesta contra la estandarización y comercialización de la vida espiritual suena aguda, pero el comienzo positivo del concepto estético y sociológico de Adorno es mucho más débil, menos convincente que el comienzo crítico. Rechazando tanto la ideología burguesa moderna como la ideología socialista, Adorno no vio una salida real del callejón sin salida espiritual y social de la realidad burguesa moderna y, de hecho, permaneció en las garras de ilusiones idealistas y utópicas sobre una "tercera vía", sobre algún tipo de “otra” realidad social.

Adorno es autor de obras musicales: romances y coros (sobre textos de S. George, G. Trakl, T. Deubler), piezas para orquesta, arreglos de canciones populares francesas, instrumentación de piezas para piano de R. Schumann, etc.

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